Errores que estás cometiendo al limpiar los suelos (y cómo solucionarlos)
Limpiar el suelo parece una tarea sencilla, pero hay errores comunes que pueden estropear los resultados e incluso dañar las superficies. Ya sea en casa o en un negocio, una buena limpieza empieza con saber qué no hacer. En este artículo te contamos los fallos más frecuentes y cómo evitarlos con explicaciones claras, consejos útiles y recomendaciones prácticas tanto para el hogar como para el entorno profesional.
1. Usar siempre el mismo producto para todo tipo de suelos
Este es probablemente uno de los errores más extendidos. Pensar que un solo producto de limpieza sirve para todo tipo de superficies puede terminar dañando tus suelos. Cada material reacciona de forma diferente a los componentes químicos de los productos, y lo que funciona en un suelo cerámico puede ser desastroso en madera o vinilo.
¿Por qué es un error?
Los productos de limpieza están formulados para necesidades concretas. Un producto fuerte puede dañar suelos delicados como el parquet, provocando la pérdida del brillo, la aparición de manchas o incluso deterioro del barniz. En cambio, si el suelo es de gres o está en una cocina industrial con grasa acumulada, un producto suave no eliminará bien la suciedad.
¿Cómo evitarlo?
El primer paso es identificar correctamente el tipo de suelo que vas a limpiar. Después, selecciona el producto adecuado:
Para suelos delicados como madera o mármol, lo ideal es utilizar un detergente neutro. Uno como Green Natural respeta el pH del material y ofrece una limpieza efectiva sin comprometer su integridad.
Para suelos con más exigencia, como los de una cocina o garaje, puedes optar por un producto más potente como el Pinox, un limpiador amoniacado que elimina suciedad y grasa con eficacia y deja un fresco aroma a pino.
2. Abusar del agua, especialmente en suelos sensibles
Mucha gente piensa que cuanta más agua se use, más limpia quedará la superficie. Pero esto es un error que puede salir caro, sobre todo con ciertos materiales.
¿Por qué es un error?
El exceso de agua puede penetrar en las juntas, deformar los tablones de madera o dañar adhesivos en suelos sintéticos. También puede dejar manchas difíciles en suelos porosos como piedra natural, barro cocido o microcemento. En lugares mal ventilados, esa humedad retenida favorece la aparición de moho y malos olores.
¿Cómo solucionarlo?
Usa siempre una fregona bien escurrida. Lo ideal es que esté húmeda, no empapada.
Emplea técnicas como el doble cubo (uno para mojar, otro para enjuagar) para evitar el uso excesivo de agua sucia.
Apóyate en herramientas como la fregona microfibras Ballarina, que permite un fregado eficaz con menor cantidad de agua y sin dejar residuos.
En suelos que lo permitan, valora el uso de productos con base alcohólica para una limpieza en húmedo con evaporación rápida.
3. No cambiar el agua del cubo lo suficiente
Seguir limpiando con agua turbia es como intentar secarse con una toalla sucia: no solo no es eficaz, sino que puedes estar esparciendo la suciedad en lugar de eliminarla.
¿Por qué es un error?
Cuando fregamos, el agua recoge polvo, grasa y residuos orgánicos. Si no se renueva, esos restos vuelven al suelo y lo dejan opaco, pegajoso o maloliente. Además, muchos productos pierden eficacia si se diluyen en agua sucia.
¿Qué puedes hacer?
Cambia el agua cuando notes que ha oscurecido o empieza a oler.
En zonas con grasa o alto tránsito (cocinas, entradas, pasillos), hazlo incluso antes.
Si limpias una superficie muy sucia, realiza un prelavado solo con agua para quitar lo más grueso y luego vuelve a fregar con agua limpia y detergente.
Utiliza cubos con compartimentos separados para agua limpia y sucia, o mopas profesionales con depósito para evitar el contacto directo con el agua usada.
4. Usar herramientas de limpieza poco adecuadas
No todas las herramientas sirven para todos los suelos, y no prestar atención a esto puede comprometer el resultado y dañar las superficies.
¿Por qué es un error?
Una fregona de algodón puede dejar pelusas, un cepillo demasiado duro puede rayar el pavimento y una mopa mal mantenida puede esparcir bacterias en lugar de limpiarlas. Además, herramientas sucias o desgastadas reducen notablemente la eficacia del trabajo.
¿Qué puedes hacer?
Para suelos lisos o delicados, usa mopas de microfibra. Son suaves, atrapan bien el polvo y no dañan.
En suelos rugosos o con suciedad incrustada, recurre a cepillos con cerdas duras o estropajos profesionales como el estropajo fibra negra, ideal para limpiezas exigentes.
Mantén las herramientas limpias, enjuágalas después de cada uso y sustitúyelas cuando empiecen a deteriorarse.
5. No permitir un secado completo
A veces por prisa o por falta de ventilación, no dejamos que el suelo se seque correctamente. Esto puede parecer inofensivo, pero tiene consecuencias.
¿Por qué es un error?
El suelo húmedo es un imán para el polvo y la suciedad, lo que anula parte del trabajo hecho. También puede dejar marcas, provocar malos olores o incluso accidentes por resbalones. En ambientes húmedos, favorece la aparición de hongos y moho.
¿Cómo evitarlo?
Ventila bien tras la limpieza. Abre ventanas o enciende sistemas de extracción.
Usa productos como Green Cleaner, un limpiador multisuperficie que deja menos residuos y permite un secado más rápido.
En suelos de alto tránsito (como comercios o gimnasios), planifica la limpieza en horarios de menor uso para dar tiempo a que seque correctamente.
5. No hacer una limpieza de mantenimiento regular
Dejar pasar demasiado tiempo entre limpiezas puede ser cómodo al principio, pero termina costando más tiempo, esfuerzo y dinero.
¿Por qué es un error?
La suciedad incrustada es más difícil de eliminar, y a largo plazo puede dañar el suelo o formar biofilms que requieren productos específicos. Además, un espacio limpio transmite imagen de profesionalidad y cuidado, algo clave en entornos comerciales y de hostelería.
¿Cómo hacerlo bien?
Establece rutinas realistas: limpieza diaria para zonas comunes y refuerzo semanal en profundidad.
Adapta la frecuencia al tipo de tráfico y uso del espacio.
Para el mantenimiento diario, un producto neutro como Green Natural es ideal. Para limpiezas más intensas, puedes apoyarte en el Pinox o un desinfectante como Sani Active, si necesitas higiene reforzada.
Limpiar el suelo no se trata solo de pasar la fregona. Se trata de entender el material, elegir los productos adecuados, usar herramientas eficaces y seguir buenas prácticas. Ya sea en tu casa o en tu negocio, evitar estos errores marcará la diferencia entre una limpieza superficial y una realmente eficaz.
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